Los seres humanos tendemos a complicar las cosas de una manera asombrosa. Buscamos la complejidad en las cosas de manera casi enfermiza buscando respuestas a lo desconocido. Simplificar nos devuelve a la esencia.

Todo tiende a la máxima complejidad
La segunda ley de la Termodinámica o principio de aumento de la entropía nos indica que los sistemas tienden, con el tiempo al máximo desorden. Es decir, el desorden siempre tiende a aumentar. Quizá por esto los seres humanos tendemos a aumentar la complejidad de las cosas sin motivo aparente.
Nuestro cerebro está en constante búsqueda de patrones para poder simplificar la información que reciba en cada momento, buscando significado a los diferentes estímulos para organizar nuestras ideas. Esa necesidad de dar sentido a las cosas hace que nuestra mente intente huir del caos de la ignorancia e intente ordenar esa información en algo reconocible. Por tanto, aunque el universo conspira para que la complejidad aumente, nuestro cerebro tiende a ordenar y simplificar ese caos. Por tanto, el cerebro actúa para lograr ese equilibrio entre complejidad y orden1.
Lo simple es bello
Te quiero proponer un ejercicio. Mira la imagen de debajo. ¿Qué evocan en ti cada una de las imágenes? ¿Qué podrías decirme de la imagen de la izquierda? ¿Y la de la derecha? ¿Si te tuvieses que quedar con una, ¿con cuál te quedarías ahora mismo?
La búsqueda de la simplicidad nos devuelve a la esencia de las cosas. La tendencia a complicar las cosas, como mencionaba más arriba, nos lleva en muchas ocasiones a crear una maraña de pensamientos y sensaciones que lo único que hacen es aportar más ruido a nuestro día a día.
La belleza de simplificar reside en centrarse en lo importante, en lo esencial, para poder dedicar toda nuestra energía a lo que verdaderamente importa. Nos perdemos en elucubraciones, en detalles sin importancia que nos llenan de estrés y complejidad innecesaria.
En lo simple hay silencio, hay calma, hay orden dentro del caos. Hay enfoque y armonía. Hay espacio. Buscamos lo simple para encontrar el control, pero simplificar no es sencillo.
En este mundo lleno de estímulos, en ocasiones, la búsqueda de lo simple se vuelve a su vez compleja de manera irracional. Hay maneras de devolver la simplicidad a las cosas, de volver a lo esencial. Cada día podemos trabajar en que nuestro mundo se vuelva más sencillo, buscando eliminar ese descontrol aparente.
Me gusta la simplicidad porque no solo me proporciona la sensación de control y calma que necesito, sino porque me obliga a ser consciente del caos que se genera alrededor. Me gusta trabajar en simplificar cada proceso, cada tarea que hago, para que me resulte más fácil y me lleve menos tiempo hacerla.
Simplificar nuestro día a día
Elimina lo que no suma. En primer lugar, para simplificar nuestro día a día debemos dejar de hacer cosas que no suman. Como buenos seres humanos, no estamos programados naturalmente para decir que no. Solo por agradar o por demostrar que podemos hacer más, nos cargamos de tareas que llegan a sobrepasarnos y generarnos un estrés innecesario y evitable. Aprender a decir que no a algunas de las propuestas que te llegan hará que no sobrecargues tu agenda (física y mental).
Céntrate en lo esencial. Una de las filosofías que más me han impactado a lo largo de los últimos 15 años es el minimalismo o la filosofía de lo esencial. Una de las mejores maneras de empezar a aplicar un poco de minimalismo en tu vida para que impacte de manera positiva es ordenando tu espacio. Aunque el minimalismo puede abarcar cualquier ámbito de la vida, el orden físico es lo más sencillo de aplicar para empezar. Organiza tu espacio de trabajo, tu casa, tus cosas. Tira lo que no te sirva y deja un espacio para que tu mente descanse.
Simplifica lo que consumes. La sobreinformación es uno de los elementos más difíciles de combatir y, a la vez, uno de los que más beneficios te va a proporcionar. Limita la información que consumes. Desinstala aplicaciones o deja de consumir por consumir. Elige contenido de calidad que te aporte beneficios a tu vida y desecha el resto. Dejé de leer la prensa en cualquier formato, salvo en ocasiones puntuales, como manera de eliminar fuentes de información que no hacen más que saturar nuestra mente.
Simplifica tus tareas. Esto es algo en lo que he estado trabajando los últimos años. Cuando tengo una tarea que requiere tiempo o es de una complejidad alta, lo primero que hago es buscar maneras de ponérmelo más fácil. Intento simplificar el proceso al máximo. Con esto consigo ser más eficiente: me cuesta menos esfuerzo y la termino antes. Por ejemplo: agrupa tareas del mismo tipo para hacerlas todas a la vez y no tener que ir una por una. Revisa y pregúntate si realmente es necesario hacer esa tarea, si aporta algo o la estás haciendo por inercia. Una pregunta sería: ¿Podrías cambiar tu forma de trabajar para simplificar el proceso?
Lo simple nos acerca más a la calma que necesitamos. Gran parte de las quejas vienen de la complejidad a la que nos sumimos sin ningún tipo de control. Nos movemos por inercia vital y sin saber muy bien a dónde vamos. Cuando empiezas a simplificar, lo ves todo más claro, todo tiene más sentido, todo es más fácil.
¿Estás dispuesta/dispuesto a simplificar tu mundo?
Un abrazo,
Carlos.
REFLEXIONAR
«La simplicidad es la máxima sofisticación».
— Leonardo Da Vinci.
POR SI TE LO PERDISTE
Teoría del aburrimiento: Puede que no sea tan malo como parece
¿Hace cuánto tiempo que no te aburres?
MICRO-HÁBITO DE LA SEMANA
Elige una tarea de tu trabajo que te resulte compleja y trabaja esta semana en simplificarla al máximo para que sea más fácil de hacer.
Determina qué es lo que te resulta más difícil de esa tarea.
Identifica si todo lo que estas haciendo aporta valor al objetivo final de esa tarea. ¿Puedo dejar de hacer esto in que se vea comprometida la calidad de mi resultado final?
Busca herramientas que te permitan hacer esa tarea en menos tiempo.
Crea plantillas o filtros de tareas repetitivas.
PARA ESCUCHAR
Este fin de semana estuve en el concierto de Ed Sheeran en Madrid. No es uno de mis favoritos pero la verdad es que me gustó mucho. Un artistazo.
Y si quieres leer las ediciones anteriores puedes hacerlo descargándote la app aquí.
El Metodo Slow es una ‘newsletter’ sencilla para leer tranquilamente. Está escrita desde mi cabeza y mi corazón para aportar valor a tu vida. Son pequeñas píldoras semanales sobre todo lo que he aprendido y lo que he sigo aprendiendo para lograr una vida mejor. Un complemento a lo que escribo en el blog para que lo consumas con calma. Quiero que te aporte valor. Pequeños conceptos pero muy valiosos. Además, he seleccionado cuidadosamente los recursos que te propondré teniendo en cuenta la calidad y el grado de valor. No me gusta perder el tiempo con cosas que no aportan nada.
Cero ruido.
Menos es más.
Deco, G., & Kringelbach, M. L. (2017). Interpreting the high energy consumption of the brain at rest. Proceedings, 46(1), 30. https://doi.org/10.3390/proceedings2017046030
Resuena con las ideas japonesas de wabi-sabi y otras. Simplicidad, austeridad, fugacidad.