El problema de querer sentirse bien siempre
Porque no se trata de estar bien siempre, sino de entender por qué a veces no lo estamos.
Uno de los objetivos principales de la vida es ser feliz. Lo que narices quiera decir eso. Eso es innegable. Buscamos constantemente formas de alcanzar esa felicidad. Algunos la buscan en lo externo, en las cosas; otros —entre los que me incluyo— la buscamos en lo interno, en las experiencias. Podríamos decir que son igualmente válidas, pero en el fondo, y en mi humilde opinión, no es lo mismo.
Más allá de las diferentes formas de intentar alcanzar ese bienestar permanente, está el problema de que se convierta en una obsesión desmedida. Como consecuencia, la frustración constante aflora en el momento en que sentimos que no somos felices, ya sea en un instante concreto o durante una determinada temporada.
Podríamos echar la culpa a las redes sociales y a nuestro afán de mostrar lo buena que es nuestra vida, dejando a un lado el resto de la vida real. Esa otra vida que, por no ser tan “instagrameable”, no es menos valiosa. Podríamos culpar a las circunstancias propias de cada uno, que no dejan de ser solo eso: circunstancias —que pasan— y que, en muchas ocasiones, ocurren sin que tengamos ningún control sobre ellas.
En realidad, la culpa no es de nadie. Ni siquiera tuya o mía. Es del momento en el que se encuentra el mundo y de la falta de educación emocional que recibimos desde que nacemos. Nos hacen creer que, si no somos felices en cada momento, nuestra vida es peor que la de los demás o que estamos haciendo algo mal. Y nos empeñamos en seguir buscando formas de sentir ese bienestar cada minuto. En realidad, es un tremendo error.
El objetivo vital no debería ser la búsqueda constante de bienestar, sino saber desarrollar esa mirada interior para poder comprender cómo nos sentimos en cada momento y aprender a ver la vida como un conjunto, no como un instante. Y esos momentos en los que no te sientes tan bien —ya sea por cansancio físico o mental, por avatares de la vida o simplemente porque sí— son necesarios e inevitables para poder dar a tu vida un sentido total. Si logras reconocer y disfrutar esos momentos sin frustrarte, vivirás el doble. Vivirás los buenos y los malos momentos.
Dentro del alto rendimiento humano, el ser capaz de reconocer, aceptar e interiorizar cada momento sea bueno o malo sin juzgarlo es un signo de fortaleza mental.Si llegas a ese nivel de control significa que has logrado un hito importante en tu vida y a partir de allí el crecimiento es imparable.
Solo se puede llegar a ese nivel con trabajo; y el cambio de mentalidad es fundamental. Cada vez que te sientas mal, en vez de lamentarte por ello trabaja la aceptación sin lucha. Uno de los recursos más potentes que existen en la búsqueda de una vida más plena.
Este es uno de los mejores aprendizajes que me está dando la vida.
Un abrazo,
Carlos.
REFLEXIONAR
«No se llega a la iluminación fantaseando sobre la luz, sino haciendo consciente la oscuridad.».
— Car Yung.
POR SI TE LO PERDISTE
Mi sistema para no quedarme atascado eligiendo la próxima tarea
Cómo decido qué tarea hacer primero (sin volverme loco)
MICRO-HÁBITO DE LA SEMANA
Durante esta semana elimina algo con lo que no te sientas a gusto.
PARA ESCUCHAR
Llevo una semana escuchando a este grupo. Rock argentino con toques de Queen y Supertramp. Todo Un descubrimiento: Cometa.
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El Metodo Slow es una ‘newsletter’ sencilla para leer tranquilamente. Está escrita desde mi cabeza y mi corazón para aportar valor a tu vida. Son pequeñas píldoras semanales sobre todo lo que he aprendido y lo que he sigo aprendiendo para lograr una vida mejor. Un complemento a lo que escribo en el blog para que lo consumas con calma. Quiero que te aporte valor. Pequeños conceptos pero muy valiosos. Además, he seleccionado cuidadosamente los recursos que te propondré teniendo en cuenta la calidad y el grado de valor. No me gusta perder el tiempo con cosas que no aportan nada.
Cero ruido.
Menos es más.