Autobiografía
Cómo preservar la memoria y el conocimiento personales escribiendo tu propia biografía.
En primer lugar os quiero desear un feliz año nuevo. Espero que se hayan portado bien los Reyes Magos este año con vosotros. Hoy, los niños y no tan niños estarán abriendo sus regalos y aquí, en España, nos espera en la mayoría de los hogares un buen roscón tras la comida. Ya somos 187 en El Método Slow y espero que este año sigamos construyendo algo bonito, útil y eterno, juntos. Y ahora, os dejo con la entrega de esta semana.
Cada día dejan este mundo miles de personas. Cada una de ellas con una historia personal diferente. Unos pocos, los más relevantes para la humanidad, son merecedores de que su vida sea contada y para otros, la gran mayoría, al dejar este mundo, nuestros recuerdos, experiencias y conocimiento sobre la vida se pierde con nosotros.
Mientras unas personas se van, otras empiezan a crear su experiencia vital. En este ciclo sin fin se pierden la gran mayoría de las historias que merecen ser contadas. Esas historias anónimas que no por serlo, son menos valiosas para el resto del mundo. La pérdida de ese conocimiento y de esa experiencia me hizo pensar en que a mí me va a pasar lo mismo. En cuanto deje este mundo, mis recuerdos más profundos desaparecerán, mi experiencia ya no servirá y todo el conocimiento que habré adquirido se esfumará igualmente. Esto es lo que en un principio me llevó a querer escribir mi propia biografía.
Uno de los motivos fundamentales que me ha llevado a intentar escribir mi biografía es, además de lo que he dicho antes, poder preservar esas experiencias y vivencias que han hecho de mí lo que soy y que me seguirán moldeando hasta quién sabe cuándo. No conozco a nadie al que no se le escape una sonrisa de melancolía cuando ve fotos antiguas o cuando llegas a lugares que han representado algo en sus vidas. Me encanta volver a los sitios donde han ocurrido cosas importantes para mi o que han representado algo en mi vida. Crea en mí una sensación grata de melancolía. Quizá porque cuando crecemos tendemos a idealizar ese tiempo pasado donde éramos felices y eliminamos los recuerdos de las preocupaciones que en ese momento tuviésemos. O quizá porque de verdad sí que éramos más felices o eso creemos, ya que hemos perdido de manera general la capacidad de apreciar la felicidad del momento presente y sólo la valoramos como se merece en un tiempo pasado. Qué se yo, sea por un cosa o por otra, esa sensación de echar la vista atrás me ayuda a seguir adelante en el camino.
Otro de los motivos tiene que ver con la memoria personal. Me gustaría que mis hijos y mi futura descendencia sepa quién fue su padre, abuelo, etc. Que sepan qué le llevo a vivir como vivió, qué es lo que le gustaba, lo que le daba miedo y los lugares y experiencias que le marcaron. Esto va más allá del ego. Esto va de transmitir el conocimiento.
Preservar ese conocimiento que adquirimos a lo largo de nuestra vida es el mayor regalo que podemos hacer a nuestros descendientes. Al igual que el conocimiento humano está permanentemente custodiado en los libros, vídeos, y demás soportes, deberíamos ser capaces de preservar nuestro propio conocimiento. Esas historias que si no se guardan, se van a perder para siempre.
Mi propia historia
Cada uno tenemos algo interesante que contar. Transmitir tu historia es el mejor legado que puedo dejar a mis hijos. Todo ese conocimiento acumulado para que en un futuro puedan ayudarse de él y puedan aplicarlo si lo necesitan. Conocerse a uno mismo es el primer paso para poder plasmar esa historia personal en un soporte que venza al tiempo. Porque qué somos sino una suma de nuestra historia, nuestras vivencias, las emociones que hemos sentido y los aprendizajes que hemos sido capaces de interiorizar. Aunque soy una persona que está bastante en el presente, miro con frecuencia al pasado para ver dónde estuve y dónde estoy. Lo hago sin arrepentimiento de nada ya que no sirve de mucho. He hecho cosas bien y otras mal, pero eso solo se puede determinar a futuro, por tanto, las cosas han pasado como tenían que pasar. Independientemente de lo que ocurra en el futuro, quiero seguir viviéndolo porque tengo mucha curiosidad en saber qué va a ocurrir.
Y todo eso es lo que quiero que no se pierda. No tengo ninguna intención de que lo lea nadie antes de que yo me vaya. La intención es que permanezca para ser leído cuando no esté. Porque mientras esté, mis recuerdos seguirán estando aquí conmigo. Espero, por mucho tiempo.
Como he dicho al principio, estoy en el proceso de crear mi propia biografía. He estado investigando y decidiendo cómo lo voy a hacer y me he dado cuenta de que no va a ser fácil. ¿Cómo la escribo? ¿Por orden cronológico? ¿Por hechos? ¿Por personas? ¿Por lugares? ¿Por conocimiento? Demasiadas preguntas.
Creo que voy a dejar que fluya. Empezaré por el principio y dejaré que todo vaya saliendo. Sin presión. Sin ningún tipo de fuerza que empuje en cualquier dirección. Lo primero que he hecho es empezar a construir mi línea de vida. Es decir, recopilar los hechos más relevantes de cada año para luego poder desarrollarlos en profundidad. La iré adornando con imágenes relevantes, historias, anécdotas y aprendizajes. Poco a poco iré dando forma a todo y lo dejaré bien guardado.
Los recuerdos y el conocimiento personal son lo más preciado que tenemos. Da forma a lo que somos. ¿No crees que merece la pena que perdure en el tiempo?
Un abrazo.
Carlos
REFLEXIONAR
«Tu poder radica en mi miedo. Yo ya no tengo miedo, tú ya no tienes poder».
- Séneca a Nerón.
PROFUNDIZAR
Si te gustan las biografías esta es bastante interesante: McConaughey, M. (2023). Greenlights: O el arte de correr cuesta abajo (E. Raventós Ruiz, Trad.). Editorial Planeta.
TE PUEDE INTERESAR
Hace muchos años que escuché una conferencia que impartió Emilio Duró sobre motivación. Ayer mismo me topé en YouTube con una pequeña charla que dio hace no mucho. Es simplemente lo mejor y más útil que puedas escuchar este año. Garantizado. Link.
POR SI TE LO PERDISTE
MICROHÁBITO DE LA SEMANA
Esta semana pon el móvil en modo avión a partir de las 20:00 y no lo toques hasta el día siguiente.
PARA ESCUCHAR
Empezamos el año con bien de motivación:
El Método Slow es una ‘newsletter’ sencilla para leer tranquilamente. Sin agobios, sin prisa. Escrita desde mi cabeza y mi corazón para aportar valor a tu vida. Pequeñas píldoras semanales sobre todo lo que he aprendido y lo que he sigo aprendiendo para lograr una vida mejor.
Un complemento a lo que escribo en el blog para que lo consumas con calma. Quiero que te aporte valor. Para eso cada texto está escrito intentando condensar el mensaje en pocas líneas. Pequeños conceptos pero muy valiosos.
Además, he seleccionado cuidadosamente los recursos que te propondré al final de cada publicación teniendo en cuenta la calidad y el grado de valor. No me gusta perder el tiempo con cosas que no aportan nada. Cero ruido. Menos es más
Ultimamente tambien me ronda la idea de hacer algo como de "legado" para la gente que quiero y la que vendrás tras mio, pero no se que forma darle aun. Lo que si pienso que con las newsletters ya estamos haciendo alguna cosa, ¡pues son trocitos de nuestra existencia y nuestros conocimientos!